jueves, 26 de marzo de 2015

Alto de la Cañada y Peña Correa. Circular desde Salce

Salida y llegada: Salce (Municipio de Riello en La Omaña)
Distancia: 23 km
Duración: 8:00 h (sin contar paradas)

Subidas acumuladas: 1350 m
Altura Inicial: 1220 m
Altura máxima: 2157 m
Fecha de realización: 1/VI/2013
Dificultad: media-alta
Track de la ruta




Mapa 1º de la ruta (cerca de Salce).

Mapa 2º de la ruta (Picos Las Ferrera, Alto de la Cañada y Correa).

 El Alto de la Cañada es el pico más meridional y alto de la Sierra de Villabandín y de la comarca de la Omaña en León y cierra en su cabecera el hermoso valle de Salce. Muy alargado, en forma de U y orientado de noroeste a sureste, el valle es asiento del río Valle y contiene trazas del glaciar que lo originó, sólo en su cabecera, cerca de La Vidulina… Finaliza en la aldea de Salce donde comenzaremos la ruta para recorrerlo hasta su final en el circo situado en la base del Alto de la Cañada y después de ollar su cumbre, regresaremos siguiendo la cumbrera de la sierra que lo cierra por el norte.


Iglesia de Salce.

A Salce (1220 m), pedanía del municipio de Riello en la comarca leonesa de Omaña, llegamos desde el peaje de La Magdalena en la A-66 por la carretera LE-493 que lleva a Villablino. Nada más pasar la aldea de Riello, cogemos a la derecha la carretera que va a Salce y Curueña.

Valle de Salce cerrado al fondo por los picos La Ferrera y Alto de la Cañada.

Salce tiene alguna casa blasonada y una iglesia dedicada a San Andrés con una magnífica torre y campanario necesitados de urgente restauración. El cementerio está anexo a la iglesia y las lápidas se ven desde la calle. Mientras atravesamos la aldea, las turbulentas aguas del río Valle bajan rumorosas entre prados, huertas y casas con cubierta de pizarra. Por un puente de piedra, justamente antes de ceder sus aguas al río, cruzamos el arroyo Campohermoso que baja del collado Remansadero, al norte, en el límite con la comarca de Luna cerca de Abelgas. Las casas de nueva planta se mezclan con las más antiguas y viejas dando una imagen de descuido general que sería muy diferente si se hubieran hecho restauraciones y construcciones siguiendo el estilo tradicional. ¿Cómo se han permitido techumbres de uralita en el centro de la aldea, al lado de la iglesia?
Circo en la cabecera del Valle de Salce cerrado por el Alto de la Cañada.
Salimos del pueblo por la pista que se dirige al noroeste por la margen izquierda del río y continuamos por el encajonado Valle de Salce en suave pendiente quedando los prados entre el camino y el río. Algunos árboles de ribera delimitan parcelas o se asientan en el propio cauce (fresnos, cerezos, robles, chopos y nogales) mientras pequeñas represas sirven a los canales con los que inundan los prados para mantenerlos verdes en verano. A unos 2,5 km, el valle se ensancha y los prados se extienden a ambas manos cubriendo también la zona más cercana de la ladera. Estamos en el Prao de la Casa (1450 m) donde encontramos una magnífica yeguada con potrillos recién nacidos y hembras a punto de parir.

En los dos kilómetros siguientes cruzamos los arroyos Hormigones, próximo a la Choza de Formigones de Abajo, Fuente del Moro y Las Llamas. Este último baja desde el Puerto de la Mora y es el que aporta más caudal. Cuando el valle se cierra en el circo final, otro kilómetro y medio más adelante, encontramos una solitaria y destartalada cabaña al lado de un gran motón de estiércol (la Majada de los Bueyes) (1710 m) donde finaliza la pista.

Laguna de la Vidulina de origen glaciar.
 Toca ahora salir del circo situado en la cabecera del valle, en la base del Alto de la Cañada, para alcanzar la cumbrera de la sierra que la cierra por el oeste. Encontramos una senda entre las escobas que se dirige al oeste para cruzar enseguida el río, convertido ahora en arroyo, muy cerca de su nacimiento en la base del pico. La senda mantiene la dirección, primero entre escobas y después entre el brezo, en constante y empinada subida hasta alcanzar un pequeño rellano. En este tramo dejamos a la izquierda un reguero que baja desde el evidente collado que cierra el horizonte occidental. Más arriba lo cruzamos girando hacia el suroeste y, dejando a la izquierda unas peñas, alcanzamos la pequeña laguna de origen glaciar de La Vidulina (1887 m). La morrena que la cierra por el noreste ha dejado unas peñas verticales que desde abajo veíamos como almenas. Es un cuadro magnífico que sirve de primer plano para extender la vista, más allá, abarcando el profundo valle que hemos recorrido desde Salce.

Alto de la Cañada desde La Ferrera.
Tenemos que remontar los últimos 100 metros hasta alcanzar la cumbrera de la sierra y el pico Ferreras (2023 m). Se trata del tramo más empinado de la excursión. Se podría alcanzar por la vaguada que sube al collado situado entre el citado pico y el Alto de la Cañada, pero la nieve helada nos lo impide. Nos escoramos a la izquierda, salvando la fuerte inclinación del terreno gracias al buen agarre de la bota en el brezo bajo. Porque cuando éste desaparece por la escorrentía y deja a la vista la gravilla, la sensación de inseguridad en la pisada aumenta.

La cresta de la sierra y el cercano Ferreras dan vista a toda la comarca de Las Omañas, alcanzando hasta las grandes montañas al sur de Villablino: Sierra de Cataute y Arcos del Agua. Un corto descenso por la ladera norte hasta nos deja en el collado (1975 m) antes aludido y otra remontada de 200 metros nos sitúa en la cima del Alto de la Cañada (2157 m), coronado con un vértice geodésico y un montón de piedras.

Zona de la Sierra de Cataute y Arcos del Agua (desde La Ferrera).

Alto de la Cañada desde La Ferrera.

El día de sol, nubes y viento frío que hemos traído empeora al llegar a la cumbre: las nubes tapan las montañas del norte (no vemos ni las Ubiñas, ni las grandes montañas somedanas- Peña Orniz- ni las de la Babia –Morronegro, Montihuero-, etc.) y poco a poco van cubriendo el resto de la sierra. Como es necesario reponer fuerzas, comemos a unos metros de la cima, protegidos por unas peñas del fuerte y frío viento. Al terminar, observamos que, aunque el viento se mantiene, las nubes vienen y van y prometen despejar algo durante la tarde. Decidimos continuar la marcha según el itinerario previsto.

Descendemos del Alto de la Cañada por su ladera norte, bordeando el abismo que se abre al este sobre la cabecera del valle de Salce. La cresta da paso a un gran pastizal situado entre los 2050 y los 2100 metros de altura, que nos permite terminar el rodeo para situarnos sobre la sierra que limita el valle por el norte.
Valle de Salce desde el Alto de la Cañada.


Vista atrás: Alto de la Cañada desde el pico Formigones.

Manteniendo la altura, alcanzamos las peñas que coronan el pico Formigones (2069 m) dando vista a un valle paralelo al de Salce por el norte y por el que baja el arroyo de Valverde, que llega hasta Abelgas, después de confluir con el de La Guariza. Al este, en la dirección de la sierra, vemos a nuestros pies el collado de La Mora y, al otro lado, el pico Correa del que se desgaja hacia el norte el macizo calizo de Corralines. Descendemos por la ladera sur al collado (2004 m) que nos separa de la peña de Los Campazones y retomamos la dirección oriental para continuar el fuerte descenso hasta el Puerto de la Mora (1861 m). Aquí nacen el arroyo de las Llamas y un sendero, que, más abajo, se transforma en camino y baja al Valle de Salce.

Por los Formigones. A la izquierda Los Corralines.

Puerto de la Mora, Peña Correa y los Corralines. El Valle de Valverde se ve en parte a la izda.


Canal de bajada al Pto de la Mora.


Peña Correa y Los Corralines desde el Puerto de la Mora.
Seguimos la ruta hacia el este remontando otros 200 metros por el lomo occidental de Peña Correa (2066 m) que nos recibe con un montón de piedras y magníficas vistas de los Corralines. El descenso posterior tiene un primer tramo de piedra bastante inclinado, continuando después por una zona cubierta de escobas que nos lleva a un pequeño collado (1947 m) hasta donde llegó un gran incendio que en septiembre de 2012 asoló toda la ladera quedando a salvo la mayor la cresta de la sierra por la que marchamos.


Otra fuerte subida nos sitúa al lado de un montón de piedras (desconozco el nombre de este pico) (2043 m) que da vista al norte de nuevo. Por allí baja un hermoso valle asiento del arroyo de La Guariza; las peñas de los Corralines están al otro lado. Echamos la vista atrás para ver, por última vez, el camino seguido hasta aquí.

 
Vista atrás desde Peña Correa: Formigones y La Cañada detrás.
Continuamos hasta situarnos en el punto más alto de La Cuerda (1987 m); la vista al norte es formidable: el valle colgado a unos 1800 m de altura es el Alto de las Lagunas donde se encuentra una llamada Laguillín de Salce (o Pozo de las Joyas) de evidente origen glaciar. Su pequeño valle colgado, separado por una morrena del resto del valle, es precioso. Al otro lado está la gran cresta caliza de Corralines y por el fondo del valle discurre el arroyo de La Guariza que llega hasta Abelgas de Luna.

Continuamos el cresteo de la Cuerda descendiendo unos metros para continuar, sin perder altura, muy cerca de la cresta que nos queda a la izquierda, hasta llegar al siguiente collado (1896 m) que nos vuelve a enseñar el norte (valle de Guariza, Laguillín, etc). Echamos la última mirada a estos parajes porque ahora continuaremos sin perder altura, pero sin vistas al norte, hasta el siguiente collado (1890 m) entre dos peñas.
Laguillín de Salce (o Pozo de las Joyas) y Valle de Guariza desde La Cuerda.

Resto de la sierra que queda por recorrer desde La Cuerda.
 Desde aquí vemos otro collado (1849 m) más sobre el que hay una gran antena de control de los vientos, quizás para su estudio con la finalidad de poner aerogeneradores. En el año 2011 se paralizó su instalación por faltar el estudio de impacto medioambiental, no sé cómo estará el asunto en la actualidad. Encontramos una gran antena colocada recientemente y otra, también nueva, pero más modesta que se ha caído por falta de un buen anclaje.



Comenzamos ahora el fuerte descenso de la sierra por el barranco de Muñero, por el que baja el regato del mismo nombre. Esta zona estaba cubierta de una densa masa de pequeños robles, pero se quemó casi completamente en 2012. Pasamos por zonas totalmente calcinadas y otras, las cercanas al reguero, de exuberante vegetación. En la primera parte, donde los restos calcinados del incipiente robledal son densos, buscamos la zona más limpia cerca del crestón rocoso que baja a la derecha.

Llegando a Salce.
Más abajo, donde el bosque daba paso al monte bajo de brezo ahora quemado, seguimos en dirección sur sin adentrarnos en la maraña próxima al reguero, hasta que no queda más remedio. Una vez entre los densos y jóvenes robles quemados, buscamos el reguero, que es por donde está más limpio. Por el mismo regato continuamos procurando pisar sobre los montículos que ha formado el continuo discurrir del agua, hasta llegar a un prado en uso (1530 m). Lo cruzamos y, al otro lado, encontramos un pequeño registro de la acometida del agua fechado en los años 70 del pasado siglo. El agua gruñe y silba bajo tierra por la canalización construida en el camino que discurre en paralelo al reguero Muñero y que nos permitirá descender cómodamente a Salce. Desde que dejamos el último collado, hemos bajado 300 metros y nos encontramos a 2 kilómetros de la aldea.

El camino baja suavemente dejando a la izquierda unos prados y, cuando alcanzamos a ver los tejados de las casas, lo abandonamos (el camino da un pequeño rodeo), para encaminarnos hacia un altozano con buenas vistas sobre Salce. Bajamos derechos hasta enlazar otra vez con el camino, justo a la entrada del pueblo, completando así el círculo.

Lorenzo Sánchez Velázquez

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